Con todas las tendencias de moda en el medio del fitness, la cultura general y la publicidad engañosa sobre cuerpos curveados y perfectos, el prototipo de mujer delgada, piel perfecta y vida perfecta nos han hecho llegar a estar inconformes cuando nos miramos al espejo.
Yo que fui muy vanidosa y que me sentía el patito feo de la escuela puedo decirte que el estrés que se vive por la no aceptación comienza con uno mismo. A pesar que desde muy temprana edad cuide mucho de mi alimentación e intenté todo tipo de ejercicios y practiqué por horas diferentes clases y programas de entrenamiento, no entendía la importancia de amar mi cuerpo tal y como es.
No fue hasta que me embarace la primera vez que sentí que no había escuchado del todo a mi cuerpo, no entendí porqué mi estomago, en el que tanto había trabajado ahora no tenía esos cuadritos marcados, y como mi piel era propensa a tener estrías y en general mi cuerpo a subir tanto de peso.
Entendí que si podía reconocer que mi cuerpo es parte de mí y yo soy parte de mi cuerpo, podría liberarme de todo estrés y enfocarme más en gozar una vida saludable por convicción más que por ego. Hoy me siento feliz y amo mi cuerpo por el tiempo y esfuerzo que le he dedicado.
Sigo trabajando en mi estilo de vida sano, en mantenerme más fit, y en diseñar programas de ejercicio que puedan ayudar a las personas a entender que el tratar de tener un cuerpo de modelo, el verse bien en un bikini o parecer un modelo no es lo más importante. Lo más importante para mí es que las personas acepten y amen su cuerpo tal y como son y que vean que una buena alimentación y un buen programa de ejercicios nos dan un cuerpo más sano y es parte de nuestra mejor versión.
Recuerda siempre consultar a un profesional de la salud antes de empezar cualquier programa de entrenamiento o cualquier plan de alimentación.